El riesgo de pensar (nombre que adopta entre nosotros el filosofar)

Le robé el título a unas líneas de Horacio Cerutti Guldberg porque me pareció que pegaba justo con todas las cosas que quería citar y con las ideas que me vienen dando vueltas por la cabeza desde hace un tiempito. Saqué las citas de dos textos que me dieron en Filosofía para leer (sí, ya sé que estoy muy emocionada con esa clase, pero no lo puedo evitar, es demasiado genial).
"Esta fue la conclusión temprana de Arendt: por una parte la incapacidad de pensar no es estupidez, se puede encontrar gente muy inteligente y, por otra parte, las buenas personas, capaces de oír a su conciencia porque están habituadas a pensar por sí mismas, no son necesariamente personas educadas o cultas" (Maite Larrauri). 
"Pensar no es tener una ideología; las ideologías como sistemas de conceptos ya hechos son lo opuesto a pensar, ya que ofrecen respuestas generales a circunstancias siempre cambiantes y particulares" (Maite Larrauri). 
 "En algunas ocasiones, nuestra experiencia no puede ser aprehendida por las palabras generales, sin que algo nos parezca disonante. Nos mostramos insatisfechos (...) y empezamos a pensar. (...) No se obtienen resultados definitivos y absolutos, no se encuentran verdades como hace la ciencia. Pensar es una actividad más parecida a la que realizaba Penélope, que tejía durante el día y destejía durante la noche. Pero, a pesar de la ausencia de conclusiones definitivas, pensar nos impide ser crédulos y obedientes, no nos dejaremos tan pronto convencer por lo que todos dicen, o por lo que dictan las modas o por los discursos oficiales. Nos habremos vuelto más atentos hacia lo particular, nos habremos alejado de las creencias comunes" (Maite Larrauri).
"Cuando exponemos un juicio ante el público, entonces el pensamiento es crítico y demoledor, porque deshace valores generales con los que todo el mundo juzga. (...) De esta manera pensar puede llegar a ser peligroso, no porque haya pensamientos peligrosos, sino porque el mismo pensar ya lo es, cuando destruye lo que muchos dicen irreflexivamente. Otro tipo de peligros viene del no pensar: la adhesión inmediata a las reglas de conducta de una sociedad, sean cuales sean, la obediencia a un orden, sea cual sea ese orden" (Maite Larrauri).
“Pensar tiene inevitablemente un efecto destructivo; socava todos los criterios establecidos, todos los valores y pautas del bien y del mal, en suma, todos los hábitos y reglas de conducta que son objeto de la moral y de la ética" (Creeeo que esto lo dice Hannah Arendt).
Y todavía no leí el texto de Larrauri completo, así que no sé si habrán más cosas que citar para esta entrada con semejante título...
"Sobre si conviene más al filósofo seguir una sola escuela y un solo maestro en cuya autoridad se apoye, que estudiarlos todos seleccionando lo que haya dicho cada uno de verdad o por lo menos de más verosímil, dando modestamente de lado a los demás. CONCLUSIÓN ÚNICA: Es más conveniente al filósofo, incluso al cristiano, seguir varias escuelas a voluntad, que elegir una sola a que adscribirse" (José Agustín Caballero).
"Hace falta una pizca de valentía y humildad para ser capaces de equivocarse" (Gustavo Ortiz).
"¿Cómo podría gestarse un aporte intelectual significativo en el esfuerzo de articulación a la resistencia social que se torna ineludible? Pareciera que sólo asumiéndolo desde la tensión irresuelta que estructura la presencia de lo utópico en su operatividad histórica. Tensión entre realidad e ideal, entre statu quo insoportable y sueños diurnos deseables. Apertura a la plenitud de la experiencia humana sólo factible desde el ejercicio de una actitud articuladora del pesimismo de la realidad y del optimismo del ideal (...). No lo uno o lo otro. Sino ambos a la vez" (Horacio Cerutti Guldberg).
Y a modo de cierre, Cerutti dice:
"La realidad a pensar -y desde la que se piensa- se constata como constitutivamente compleja, fragmentante, diversificada, heterogeneizante y, sobre toda otra consideración, atravesada o estructurada por una conflictividad social creciente. Y es que la peyorativamente descalificada como decimonónica cuestión social, ya no parece invisibilizable fácilmente. Ya no reclama siquiera ser objeto de un existencialista compromiso para intelectuales, como a mediados del siglo pasado. Constituye un fenómeno ineludible -con compromiso o sin él-, envolvente, asfixiante. Tampoco comporta ningún mérito político o humanista aceptar que se parta de esa constatación. Crece día a día y no resta más que tomar posición frente a su inexorabilidad. Por ello, cabe renovar esfuerzos para no reaccionar sólo con simplismos trivializando el fenómeno o procurando neutralizarlo con salidas mecanicistas o meniqueísmos esterilizantes. Está invitado a un gran esfuerzo intelectual, a renovar el ingenio, a redoblar enfoques probables, a incrementar la calidad y vigor de las aproximaciones reiteradas. Está en juego -nada menos- la supervivencia de la especie y del planeta e, incluso, de todo aquello que merezca el nombre de vida. No es exagerar para nada y cuanto antes se admita, más rápido y eficazmente se pondrán en marcha energías creativas suficientes. Se está contra reloj. Por otra parte, conviene enfatizar que no hay tarea compartible más mundial, global, universalizable que ésta"
Acá dejo el link del artículo completo sobre La Filosofía Para La Liberación de Cerutti y del de Maite Larrauri, en el que habla sobre Hannah Arendt (tipa muy grosa, por cierto, de la que pienso hablar en otra ocasión):

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