En mi cabeza, un chulo.
En mis pies, unas zapatillas con cien años de uso encima.
En mi mano, un tetra arremangado.
Adentro, vino barato con gaseosa sin hielo, pero frío igual,
porque esta noche todo está frío.
Arriba, las estrellas, que desde acá se ven más claras que desde ningún otro lado.
Abajo, tierra que se quiebra de tan seca, piedras y alguna que otra plantita que pincha.
Al costado, una carpa y un perro esperando que alguien le tire un pedazo de pan.
Adelante, miles de kilómetros por recorrer, decenas de pueblos por conocer.
En la mano de mi amiga, un faso.
En su cara, una sonrisa que invita.
De mi boca sale un "gracias".
Se escucha a alguien tocando una guitarra criolla,
y suena un folclore que me hace sentir en casa.
En mi cara, una sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario